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¿Quién fue Tina Turner, la única y extraordinaria reina del rock? 

Con más de 200 millones de records, ocho grammys y siendo una de las pocas mujeres que han logrado entrar al Rock and Roll Hall of Fame, Tina Turner falleció dejando un enorme legado musical. 

Una voz legendaria. Una bailarina explosiva con una presencia escénica incendiaria. Ella es la definición de mujer dinamita. Cuando parte una leyenda, siempre se dice que jamás habrá alguien como esa persona y aunque es cierto, esta declaración se siente mucho más verdadera en el caso de Tina Turner. 

En tiempos donde la mayoría de las artistas se muestran con una expresión y pose excesivamente calculada y perfecta, volver a ver los videos y conciertos de Tina es refrescante e inspirador. Encarnando su género musical, Tina jamás actúa con medida, pero sin lugar a dudas va más allá y llega a un nivel insólito. Si sonríe, muestra una sonrisa desbordante, si gime, exprime de su rostro toda arruga que lo demuestre, si goza de la música, saca sus labios evidenciando cómo siente cada nota que recorre todo su cuerpo. Es una mujer desvergonzada y atrevida, argumenta en cada movimiento que se sabe reina, pero sin ego. Y solamente Tina ha logrado con excelencia esa combinación. 

Sacudiendo sus legendarias piernas de acero (que llegó a asegurar en más de tres millones de dólares), dejándose escurrir el sudor de bailar descontroladamente, correr energéticamente de lado a lado y cantar canciones que recorren graves y agudos, con sus característicos gritos y gruñidos, fue inevitable que conquistara el corazón de millones y se posiciona entre las leyendas de la música. Verla y escucharla es reconocer que hay talentos que pasan en este mundo una vez cada tantos años. Es llenarse de su energía y carisma.

Es por ello que Tina pudo darse el lujo de no retirarse de los escenarios hasta los 70 años y aun después de cincuenta años de carrera, agotó las entradas de estadios gigantescos. De principio a fin se mantuvo sexy, deslumbrante, cautivadora y con una interpretación vocal impecable. Pocos podrán contradecir que la corona de su apodo es bien merecida. ¡Hasta Mick Jagger admitió haber inspirado algunos de sus movimientos en ella!

“Nunca voy a olvidar la primera vez que te vi en el escenario. Nunca en mi vida había visto a una mujer tan poderosa, tan valiente, tan fabulosa… ¡y esas piernas!” – Beyoncé sobre Tina en el Kennedy Center Honors. 

Como lo reconoció Beyoncé y muchos otros artistas, Tina Turner fue un icono del empoderamiento femenino, pero la reina del rock nunca planeó volverse uno de los estandartes del feminismo en la cultura pop. Su revolucionaria manera de cantar y bailar eran razones suficientes para ganarse ese lugar, sin embargo, al escapar de su extremadamente violenta relación con su ex-marido Ike Turner (con quien inició su carrera musical y empezó el estrellato), demostró mayor valentía de la que ya desbordaba en los escenarios. Tina decidió hacer su historia de abuso doméstico pública y dejando a Ike atrás, alcanzó la cima de su carrera, inspirando así a muchas mujeres a denunciar y salir de relaciones violentas. 

Sus hits como What’s Love Got to do With It (que curiosamente ha admitido no haberle gustado en un principio), The Best y Proud Mary, así como un total de nueve álbumes discográficos, se siguen reproduciendo sin cesar hasta el día de hoy.

Turner volvió a encontrar el amor con Erwin Bach con quien mantuvo un noviazgo por 27 años hasta casarse en 2013, cuando Tina tenía 73 años. Después de ser diagnosticada con cáncer intestinal y sufrir un infarto, Tina empezó a tener serios problemas por una enfermedad de riñón. Erwin le donó uno de sus riñones para que no tuviera que ser conectada a una máquina y pudiera seguir gozando de una buena calidad de vida hasta el final de sus días. Después de años de luchar contra su enfermedad, Tina falleció a los 83 años dejando un enorme vacío en el mundo de la música. 

El papel de la mujer en la música popular mexicana

Autora: Berenice Colmenero.

La influencia de las mujeres dentro del ámbito musical es poco reconocida y difundida. Son limitados los nombres mencionados en la historia de la música al igual que en otros campos del arte, de la ciencia, etc. Lo cierto es que su rol en la sociedad ha sido relegado a las actividades del hogar, pero poco a poco, con el correr de los tiempos, las mujeres han procurado su independencia y ya no se conforman con ese papel, han buscado superarse tanto en lo laboral como en lo académico.

En la mayoría de las actividades, sean artísticas o en cualquier otro campo, la mujer ha sido eclipsada por la figura masculina, a lo largo de la historia han tenido que disfrazarse del género opuesto para acceder a la universidad, han usado seudónimos para poder promover su obra literaria, los hombres cercanos a ellas se han apropiado de las creaciones y talentos para hacerlos pasar como suyos. Destacar en una sociedad donde predominan los hombres  no ha sido algo simple.

Hoy les platicare un poco de tres mujeres que han logrado posicionarse en la historia de la música popular mexicana y que han roto con algunos modelos impuestos. Comencemos con María Grever.

María Grever fue una mujer que definitivamente influyó en la difusión de los boleros, que como término popular, es un género que surge en Cuba, muy distinto al bolero que se crea en Europa en el siglo XVIII (que es una especie de danza en tiempo ternario).

Nació en León Gto. en el año de 1885. Desde muy pequeña comienza sus estudios musicales apoyada por su padre de origen español; durante su adolescencia, viajan a París donde se vuelve discípula del famoso compositor impresionista Claude Debussy y del compositor húngaro Franz Lehár (conocido por su opereta “La viuda alegre”). En México concluye sus estudios formales en composición, orquestación y como concertista.

Durante su residencia en Nueva York escribe música para los estudios Paramount y 20th. Century Fox y se vuelve la primera compositora mexicana que trasciende a nivel internacional.

A pesar de haber tenido toda esa fama, tuvo que pasar muchas penurias al igual que muchos artistas:

“Tiempo después de que musicalicé las películas, tuvimos una racha de mala suerte y tuve que hacer muchas cosas para ayudar a sostener a mi familia. […] Ya entonces algunas de mis composiciones eran un éxito, pero las regalías no dejaban lo suficiente para vivir. Había algunas piezas que todos cantaban, como por ejemplo Júrame […], Bésame, Tipi tipi tin, Lamento gitano, México canta y muchas más. Cada vez era más famosa y más pobre. […] En un principio bordé pañuelos, pero mi habilidad con la aguja y mi rapidez no eran tan notorias como mi capacidad para escribir canciones y finalmente terminé por vender mi piano que era mi tesoro.”

Su obra consta de más de 800 canciones populares, además de música de concierto, soundtracks de películas, música para documentales, boleros y poemas sonoros.

DATOS SOBRE ALGUNAS DE SUS OBRAS:

  • A los dieciocho años publicará su primera canción, A una ola, de la cual vendería miles de copias.
  • “Te quiero dijiste” (“Muñequita linda”) fue dedicada a su pequeña hija que murió a los seis meses de nacida.

“Fue muy duro, el golpe casi me destruye por completo; […] incluso abandoné la música unos meses, pero más tarde regresé a ella, era mi único consuelo”, señaló alguna vez.

  • “Júrame”  fue grabado por primera vez por el tenor Jaliciense José Mujica.

Este bolero le valió la fama internacional a sus 42 años de edad.

  • “Cuando vuelva a tu lado”  (“What a Difference a day make”) fue una de las canciones que se adaptó al idioma inglés para Stanley Adams.

La cantante de Jazz Dinah Washington realizó una versión que le valió un Grammy.

Fue grabada por personalidades de la música como Esther Phillips, Dean Martin, Barry Manilow, Rod Stewart, Aretha Franklin, Sara Vaughan, Natalie Cole, Gloria Estefan, Tonny Bennett y Amy Winehouse entre otros.

Otra de las grandes compositoras que México ha dado fue Consuelo Velázquez (1916-20015) mejor conocida como Consuelito Velazquez, originaria de Ciudad Guzmán, Jalisco.

Al igual que Grever, comenzó muy pequeña sus estudios de música y piano con Ramón Serratos y su esposa Aurora Garibay de Serratos. Estudió la licenciatura de pianista concertista y maestra de música.

Fue pianista de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México y ofreció conciertos como solista acompañada de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara y la Filarmónica de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y la del Bajío.

¿Quién no conoce la canción de “Bésame mucho”?

Sin duda es una de las piezas que ha dado la vuelta al mundo, quien haya viajado a cualquier lugar fuera de México tal vez, en alguna esquina de alguna avenida, en el metro, en un bar o café habrá escuchado este bolero al igual que el vals “Sobre las Olas” de Juventino Rosas.

Bésame mucho fue compuesta cuando Consuelo Velázques contaba con tan solo 16 años de edad y se convirtió en su sello particular que le abrió muchas puertas en la escena  musical. En 1944 se hizo la primera adaptación al idioma  inglés por el destacado pianista y cantante estadounidense Nat “King” Cole.

Este canción ha sido interpretada en al menos 5 idiomasy fue versionada por cientos de cantantes de talla internacional como Pedro Infante, Javier Solís, The Beatles, La Internacional Sonora Santanera, Xavier Cugat y su Orquesta, The Ventures, Sammy Davis Jr., Antonio Machín, Lucho Gatica, Plácido Domingo, Vera Lynn, Luis Mariano (quien la popularizó en Francia), Sara Montiel, José Carreras, Ray Conniff y su Orquesta, Andrea Bocelli, Frank Sinatra, Luis Miguel, Diana Krall, Filippa Giordano, Zoé, Susana Zabaleta, Mónica Naranjo.

“Su gran acierto en Estados Unidos fue la contextualización de la canción hacia las mujeres que esperaban a sus maridos en la Segunda Guerra Mundial…”

“En 1977 la también concertista de piano recibió la Medalla de la Paz de las Naciones Unidas (ONU). En 1981 es nombrada Hija Predilecta de Ciudad Guzmán, Jalisco; en 1990 le otorgan el Premio Jalisco en el área de música; en 1992 recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Artes y Tradiciones Populares; en 1989 BMI la galardona con el Special Citation of Achievement Award, en Estados Unidos, por los más de dos millones de transmisiones en radio y televisión de Bésame mucho, tema que en 1999 la televisora Univision declara como La Canción del Siglo, mientras que en 2013 es reconocido con el premio La Musa, en el Pabellón de la Fama de los Compositores Latinos, como La Canción Cumbre de América Latina, ambos en Miami, Florida”.

Entre sus obras más conocidas aparte de Bésame mucho están “Amar y vivir”, “Que seas feliz”, “Yo no fuí”, “Corazón”, “Cachito”, “Orgullosa y bonita” entre muchas tantas.

María Teresa Lara nació en Tlatlauquitepec (Puebla) en el año de 1904.

Tal vez, para muchos, este nombre no les diga mucho, pero el apellido sí.

No se tiene mucha información al respecto de María Teresa, pero como mencionaba al principio, muchas mujeres han sido opacadas por el destello de los hombres de su familia que han hecho carrera , este es uno de esos ejemplos.

María Teresa fue la hermana menor del famoso compositor Agustín Lara. Fue letrista y compositora también, una de las pioneras de la música latinoamericana, colaboró en varias de las canciones de su hermano. No obstante, nunca dejó su ciudad natal ni hizo pública su vida artística, por lo tanto, se tiene poco conocimiento de su obra, aunque también se dice que muchas de las canciones de Agustín Lara fueron acreditadas a María Teresa para evitar contratos exclusivos con  la disquera RCA Victor. 

En una entrevista, Jorge Alberto Guzmán, ahijado de Teresa Lara narra lo siguiente:

“Todas las canciones fueron de Don Agustín, pero no así los versos; los versos, algunos, se los hizo la hermana, Teresa, y ya posteriormente , él los hizo canciones”

“Hoy María Teresa Lara del Pino es recordada en Tlatlauquitepec, hay una estatua de ella , sin embargo, señaló Don Jorge, en su época ella era conocida por ser la esposa de Nicanor y la hermana de Agustín Lara.

Algunas de sus obras son:

  • Me dejaste
  • Amor de mis amores
  • Valencia
  • Noche de ronda
  • Piensa en mí
  • Languidez
  • Serpentina
  • Pregón de las rosas
  • Toledo

Las mujeres judías cuya música conmovió a los nazis

En 1943, la profesora de música polaca, Zofía Czajkowska, se postuló para organizar una orquesta de mujeres en el campo de Birkenau, Auschwitz, cuando una guardiana nazi, Maria Mandel, famosa por ser de las más agresivas y sanguinarias del campo (y por ello apodada “La Bestia de Auschwitz”) quiso hacer una orquesta para amenizar las marchas militares y las llegadas de los nuevos prisioneros.

Zofia había llegado a Auschwitz un año antes, donde las infrahumanas labores físicas que se les exigían a los judíos en los campos de concentración la habían dejado completamente debilitada. Cuando obtuvo el cargo de directora, aunque nunca había dirigido una orquesta en su vida, fue movida a una barraca distinguida y se le otorgaron ciertos privilegios. Tanto ella como sus músicas, harían labores menos fatigantes y se dedicarían mayormente a estudiar y ensayar las canciones que solicitaban los soldados alemanes.

Zofia empezó a buscar músicas entre las mujeres del campo y lentamente empezó a formar una improvisada orquesta femenil. Poco después, el área de recepción de los nuevos prisioneros tendría como orden identificar músicas para ser asignadas a la orquesta. Aquellas que reconocieran tocar algún instrumento serían llevadas con Czajkowska, quien les asignaría un puesto, les entregaría partituras y las guiaría en los ensayos. En múltiples ocasiones, Czajkowska, aceptó en su orquesta a mujeres que no sabían tocar ningún instrumento para enseñarles a cómo utilizarlo y así mejorar sus condiciones de vida y salvarlas de la muerte.

Fue así como se formó la histórica Mädchenorchester von Auschwitz, o bien, la Orquesta de Mujeres de Auschwitz. 


“Solía cantar canciones de Schubert o Mozart, canciones que conocía de casa. Czajkowska fue a buscarme a mi barraca y me preguntó si tocaba algún instrumento y le dije que podía tocar el piano. Me dijo que no tenían piano, pero que si podía tocar el acordeón podía hacerme una audición para ver si entraba a la orquesta. Fui a donde era la audición, ella me dio el acordeón. Era la primera vez en mi vida que sostenía uno. Tuve que descifrar en ese momento cómo utilizarlo, así que intenté tocar lo que escuchaba y lo logré. Entonces me dijo que estaba admitida.Esther Bejarano


A mediados del mismo año, llegaría a Auschwitz una virtuosa de fama mundial. Se trataba de la legendaria violinista, Alma Rosé, cuyo inmenso talento, conocimiento y disciplina inclinaron a la “Bestia de Auschwitz”, Maria Mandel, a sustituir a Zofia y darle el cargo de conductora a la recién aprisionada. Aun así, Czajkowska se quedaría en la orquesta para ayudar a Rosé a dirigir a las mujeres polacas, puesto que Alma desconocía el idioma.

Rosé era severamente estricta y obligaba a sus músicas a ensayar diariamente ocho horas, a parte de las horas que ya se tocaban en las marchas militares o en la arribada de los nuevos prisioneros. Lograría mejorar tanto la calidad musical de la orquesta que pasarían a tocar no solo en los eventos mencionados, sino también en conciertos dominicales, en la enfermería, durante visitas élite al campo y por solicitudes individuales de los soldados.

Alma ganó una reputación controversial debido a su severidad y crueldad al momento de enseñar y dirigir, además de que mantenía buenas relaciones con los soldados dentro del campo. Complacía todas sus peticiones al pie de la letra y llegaba a tratar desdeñosamente a las integrantes de la orquesta, pues siempre exigía perfección a pesar de las pobres condiciones que enfrentaban.

Si no tocamos bien, nada los detendrá de enviarnos al crematorio. ⸻ solía decir. 

Alma obtendría muchos privilegios, entre ellos una habitación individual, acceso a servicios de higiene, comida y más adelante, se le otorgaría el título de kapo. Usaría el poder del mismo para evitar que las integrantes de la orquesta fueran enviadas a las cámaras de gas. Además, solicitó que ya no se les obligara a cumplir con trabajos forzosos (para cumplir con las horas de ensayo), que se les diera mejores comidas, se les otorgaran duchas semanales, que recibieran cuidados médicos y que estuviese prohibido exigirles tocar en condiciones climáticas precarias (como bajo la lluvia o en la nieve). Asimismo, mantenía a la orquesta en una barraca con suelo de madera y estufa (con el argumento de preservar la calidad de los instrumentos).


Estaba desnuda, recién me habían rasurado la cabeza y me estaban tatuando mi número en el brazo cuando la prisionera que me tatuaba me preguntó:

  • ¿Qué hacías antes de ser arrestada?
  • Tocaba el chelo.
  • Fantástico, entonces te vas a salvar.

Se fue y me dijo: quédate aquí, no te muevas.

Una mujer hermosa, con un abrigo de pelo de camello que llevaba un pañuelo en la cabeza entró. No tenía idea de quién podía ser. ¿Era un guardia o una prisionera? Estaba tan bien vestida que me quedé totalmente desconcertada. Me saludó y se presentó como Alma Rosé. Simplemente estaba encantada de saber que yo era violonchelista y me preguntó de dónde venía, con quién había estudiado, etc.”

Anita Lasker-Wallfisch, chelista de la Orquesta Femenil de Auschwitz


Aunque inevitablemente en la orquesta había músicas que no podían cumplir con lo exigido, Alma no despidió a nadie, pues sabía que eso significaría condenar a las mujeres a la cámara de gas. En vez, les retiraba a las mujeres su instrumento y las ponía de asistentes o les asignaba otra tarea de manera que pudiera justificar su prevalencia en la barraca.

Hilde Grunbaum, una violinista principiante pasó a ser la asistente personal de Rosé y fue la responsable oficial de las partituras. Entre sus audacias, logró meter a dos de sus amigas a la orquesta para salvarles la vida y se las arregló para recibir de contrabando una funda de almohada. La coció y modificó para convertirla en una bolsa especial para salvaguardar las partituras y los arreglos de Rosé.

La bolsa de Hilde se encuentra en el Centro Mundial de Conmemoración del Holocausto

Mientras tanto Alemania tomaba Francia y Fania Fénelon cantaba en uno de los bares concurridos por los soldados alemanes. Aunque posteriormente llegó a expresar arrepentimiento por entretener al enemigo, en ese momento aprovechaba la embriaguez de los soldados para obtener información y transmitirla a la resistencia, cosa que la llevó a ser arrestada y que se descubriera que era mitad judía. Fue así como llegó a Birkenau, Auschwitz, en 1944.

Estaba en una barraca cuando un kapo entró y buscó a gritos a una cantante. Fénelon se ofreció como voluntaria, a pesar de que se encontraba en pésimas condiciones de salud. Cantó entonces un pasaje de Madame Butterfly para Alma Rosé y fue trasladada inmediatamente a la barraca de las músicas. Se volvió una de las cantantes más importantes, arregló partituras para Rosé y en ocasiones, sustituyó a compañeras enfermas en la batería.


[…]nunca antes habíamos tocado tanto y tan frecuentemente. Dábamos hasta tres conciertos cada domingo. Durante el día y también por la noche, los oficiales de la SS venían a nuestras barracas y exigían su ración de música. En Birkenau la música era lo mejor y lo peor. Lo mejor porque se tragaba el tiempo y nos permitía olvidar, como una droga… después estábamos entumecidas y consumidas. Lo peor: nuestro público – por un lado, los asesinos, y por el otro, las víctimas.

Kramer lloraba cuando tocábamos el Traumerei de Schumann. Él ingresó en la cámara de gas a 24.000 personas. Cuando se cansaba de su trabajo, venía con nosotras y escuchaba música.” Fania Fénelón, Cantante de la Orquesta Femenil de Auschwitz


Alma Rosé enfermó repentinamente y murió en tan solo dos días. El doctor Mengele, célebre por experimentar con gemelos de los campos hasta matarlos, la cuidó y Maria Mandel le hizo compañía. En un inédito e histórico momento, al fallecer, los nazis le celebraron a la conductora judía un homenaje fúnebre, donde cubrieron su cuerpo con una tela blanca y lo llenaron de flores.

El funeral de Alma Rosé es el único caso registrado donde se haya honrado a un prisionero judío fallecido en un campo de concentración.

Sus esfuerzos no habían sido en vano, de las aproximadamente 40 integrantes, solo una música, aparte de Alma, había perdido la vida. La música las había salvado.

Al poco de la muerte de Rosé, el resto de la orquesta fue enviada a otro campo de concentración, Bergen-Belsen, donde perdieron todo tipo de privilegio, sufrieron abusos, enfermedad y ya no se les permitió tocar música. Dos integrantes más fallecieron ahí.  

Fénelon padecía de un severo caso de tifus y pesaba tan solo 29 kilos cuando los soldados británicos liberaron Bergen-Belsen en 1945 y ella cantó a la radio de la BBC en el momento de la liberación.


La música no puede ser destruida. Los alemanes destruyeron tanto… Pero la música es indestructible.

Anita Lasker Wallfisch, chelista de la Orquesta Femenil de Auschwitz




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